martes, 27 de septiembre de 2011

Tipos de profes ... parte uno.


La maquina:

Su objetivo es alcanzar a pasar TODO el contenido que el ministerio de educación presenta en su programación anual, le importa una raja si los “alumnos” están de aniversario del colegio, si vienen llegando de vacaciones de invierno o si alguno está con convulsiones dentro de la sala.  Dicta como loca, entrega 3 guías por clase, hace unas pruebas de 5 hojas llenas de alternativas, pero como es una máquina, pone hoja de respuestas al final para no demorarse en la corrección, pues una clase después de haber tomado la prueba, ya tiene los resultados.
Los niños en su clase están serios, algunos se quedan dormidos, pero la maquina les chispea los dedos en la oreja cuando nota que uno se está desvaneciendo, pero por ningún momento deja de hacer la clase, eso es un pecado.
La clase de “la maquina” no conoce de actividades grupales, visitas a la sala de computación o a la biblioteca, pues cualquier movimiento que la haga perder tiempo le parece un error.
**Si tuviste una profe maquina: tenias su cuaderno como repollo, una carpeta para guardar guías y cuando tenias prueba con ella, te aprendías todo de memoria y después le pasabas el cuaderno a tu mamá para que te las preguntara.  Su vida personal era un misterio.
**Si eres colega de una profe maquina: No pesca mucho a los demás, si te habla, te dirá que la fotocopiadora está mala o que se acabaron las hojas de la impresora.  Apenas suena el timbre, es la primera en tomar el libro de clases y salir hecha mierda a la sala.

El pajero:

Su característica principal es el llegar tarde a la clase, camina lento y si alguien le conversa en el trayecto se detiene a escucharlo.  Seco para ocupar películas y canciones en la clase, lo peor, que tu y el sabían que no servían para nada.
El profe pajero, nunca te dice “saquen el cuaderno”, porque asume que ninguno de sus alumnos tiene cuaderno.  Durante su clase, no existe en silencio y a él no le importa.  Cuando entra, hace alguna reflexión de la clase pasada, pone unas preguntas en la pizarra y les da permiso a “los cabros” para que vayan a “trabajar” al patio, pero les exige, que 10 minutos antes del toque de timbre tienen que volver.   El profe pajero jamás  entregará una guía, nunca dará un trabajo para la casa, porque aquello significa que después deberá revisarlos en su casa y eso lo agobia, por lo  mismo es el rey de la disertación o de la interrogación oral, así no se manda la paja de hacer las pruebas, recibir críticas de su U.T.P (unidad técnico pedagógica) y pelear con el viejo de la fotocopiadora, que por lo general, siendo profe, es tu mejor amigo o tu peor enemigo.
**Si tuviste un profe pajero: No tenias cuaderno de su asignatura,  siempre te daba permiso para ir al baño y tu aprovechabas de dar un paseo por todo el colegio.  Te pedía que lo “tutearas” y eras el más afortunado del mundo si el viernes a la última hora te tocaba con él, ya que era como salir antes del colegio.
**Si eres colega de un profe pajero: Siempre está cagado de la risa en la sala de profes, come mucho, sobre todo chubis, galletitas y cajitas de leche.  Se jotea a todas las profes sin discriminación física, etarea, ni sociocultural.  Seco pa organizar el paseo de fin de año o para juntar la plata para celebrar el día del profe.  Se tiene mala con la profe maquina.

El rojo intelectual:

El rojo intelectual tiene barba y si es mujer  tiene el pelo largo.  Este tipo de profe no está en todos los colegios, porque es una amenaza para el director.  El rojo intelectual comienza la clase comentando las noticias del día anterior, pero siempre entregando un mensaje subliminal, tiene una voz calma, solo se enajena cuando le toca pasar contenidos que se relacionan con las desigualdades sociales.  Siempre hace pruebas con preguntas de desarrollo y una de ellas siempre comienza con “¿Qué opinas tu de…?”.  Le interesa saber que piensan y que quieren los “muchachos”, y le duele el corazón al darse cuenta que los baños del colegio están en mal estados, ya que “el colegio invierte mal los recursos y tiene en condiciones deplorables a los estudiantes”.  El rojo intelectual recomienda, libros, películas y documentales, pero además no tiene problemas en prestárselos a sus alumnos y dedicará un recreo entero a decirle en lo que se tiene que fijar y que cosa es buena que analice. Le dice a sus alumnos que “exijan” educación de calidad, que sean críticos de sus profesores y directivos.  Hace colectas cuando llega el invierno, le compra materiales a los muchachos que no tienen, encuentra “encachado” lo que escriben y hacen los estudiantes, jamás los subestima  y se emputece cuando un colega los trata mal.  Por lo general, dura un año en cada colegio, porque a pesar que es un profesor notable, significa un “despierta mentes” para sus superiores.
**Si tuviste un profe rojo intelectual: Te acuerdas de él cuando te preguntan si tuviste un profe bakan.  Viste por lo menos una película de cine arte francés o tuviste que hacer una obra de teatro en su clase. Te daba trabajos pajeros de investigación o crítica.
**Si eres colega de un rojo intelectual: Muchos profes le tienen mala, en la sala de profes lee y no pesca a nadie, pero siempre saluda a todos y tiene café para compartir.  Fuma

La mamá:

Ella no anota a ningún pendejo de los que llegan tarde a la sala, tampoco los amonesta verbalmente porque “todos tenemos necesidades o problemas”.  Comienza la clase diciendo “siéntense no más, tienen cara de cansaditos”, y los estudiantes se sienten como en casa.
La profe mamá revisa una por una las agendas de “los niños” para ver si la comunicación que envió viene firmada y escribirá una por una  las agendas avisando a los apoderados  cuales son los materiales que los pailones tienen que traer.  Hace sentir a sus alumnos como hijos, se aprende los nombres y los dos apellidos de cada uno, además, se encarga de averiguar la historia de vida de los niños, para entender sus conductas y no recriminarlos de manera injustificada.
Ella le pregunta a los niños como se llaman sus hermanos, pololos y amigos, los aconseja en todo momento, y el 80% de las pendejas de primero medio le cuentan a ella primero cuantos minos se agarraron en el carrete del sábado antes que a la mejor amiga.  La profe mamá no tiene reparos en ceder su pancito o tacita con café que se llevó a la sala al alumno guatón y bolsero que en talla le dijo “¿me da?”, pues puede que él esté pasando hambre.
La profe mamá va a comprar weas a estación central para regalarle a cada niño en el día del alumno y anota los rut y teléfonos de los de cuarto medio en diciembre para saber cómo les fue en la P.S.U. y que harán con su vida en próximo año.
Si tuviste una profe mamá: Te la engrupiste con que tuviste un problema familiar, por eso no podías dar la prueba, ella te miró, y te dijo “pobrecito, vaya a tomar agüita y vuelve”.  La odiaste después de la reunión de apoderados, porque si era tu profe jefe le contaba todo lo que hacías en el colegio, sobre todo si pololeabas con un compañero (a).
**Si eres colega de una profe mamá: Te regalará un sane nuss de luca para tu cumpleaños, te pregunta por tu **pareja o familia periódicamente.  Propone poner un arbolito en la sala de profes para la navidad.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Violeta se fue a la chucha..



Me llegó un mail del cine, ofreciéndome una mega oferta chanta que incluía una entrada, más una porción de caries, para llevar a mis alumnos (as) a ver “Violeta se fue a los cielos”, inmediatamente me di cuenta que ya había dejado pasar varios días desde el estreno, y partimos con mi pololo y su familia ese mismo fin de semana a verla.
Tengo claro todo el tollo cultural acerca de la necesidad de hacer una película de Violeta, más aun cuando está de moda ser de izquierda, lo cual ayuda a que mucha gente transgreda su ignorancia cultural y se entere, por fin, y aunque sea de manera estelar (en el cine por ejemplo) de quienes son los iconos del imaginario cultural de su país, esperemos que después de este éxito de taquilla venga una de Neruda, Jara, o de no sé quién.
En fin, ese no es el punto. 
-Levante la mano, quien sepa quién es Violeta Parra
(Solo el guatón colorín de la ventana levanta la mano)
-¿Esa vieja fea que toca guitarra?

Violeta, una adelantada para su época, una mujer que no respetaba estereotipos genéricos, una de las pocas que con choreza fue capaz de verla por ella y no por los demás en una época llena de pensamientos absurdos.  Violeta, una folklorista capaz de recopilar lo que podría haber muerto, y que nació más, cuando ella murió.  Violeta una mujer apasionada, que se enamoró y siguió cuan valiente Julieta a su hombre para donde él la quisiera llevar.  Violeta, artista integral. Todo eso usted lo puede visualizar al ver la película si por lo menos, antes de poner un piececito en el cine leyó alguna vez en su vida una biografía, carta o miró trabajos de quien hablamos, pero ¿qué imagen de ella se forma una persona que ve la película y no tiene conocimientos previos?
Fue ahí donde de manera desgarradoramente cruel utilice a mis estudiantes para hacer un terrible experimento, el cual arrojaría resultados tenebrosos.  Con los del taller de actualidad hicimos un par de trabajos de recopilación de la obra de Violeta, escucharon sus canciones, se aprendieron algunas, expusieron, leyeron sus cartas.  El resultado; estudiantes que terminaron por darse cuenta del valor patrimonial de Violeta Parra como artista, además de conocer los principales pasajes de su vida.  El segundo tubo de ensayo, lo ocuparon los del tercero medio, a quienes simplemente les aconsejé que fueran a ver la película porque más adelante haríamos un trabajo acerca de la protagonista, el resultado:
-¿Quienes de los que vieron la película puede definir a Violeta Parra?
(Tres habían ido al cine)
Estudiante1 –“Era una mina que puro sufría por el mino joven del que se enamoró profe!”
Estudiante 2- “Y se mato por culpa de él. Además era como mala porque se le murió la guagua y ni le importó.”
Estudiante 3 –“Tocaba guitarra y tenía como un local al que al final no entraba nadie.”

Me gustaría saber desde donde nace la obsesión de los directores del cine chileno por sobre exgerar los sentimientos y sensaciones con recursos baratos que tendrían éxito solo dentro de una teleserie cebolla.
Muchos de los y las chilenas que acudimos a ver Violeta se fue los cielos, lo hicimos como un compromiso moral auto adquirido, que nace desde el agradecimiento técnico a quien tuvo la idea de poner en pantalla grande a un personaje que debe ser conocido por todos nuestros compatriotas, más aun por las nuevas generaciones, quienes son hijos de la papa frita y kétchup, como diría Coco le grand, pero también creo que siempre que ejercemos algún tipo de labor que influya en la sociedad, debemos respetar a nuestros receptores, y creo que la mejor forma, es respetando la realidad de los demás; realidad cultural, intelectual etc.. poniendo simplemente poner nuestras acciones al servicio de la utilidad social.  Es ahí donde este film me cala, visualizo que el objetivo del director era lograr una cinta biográfica, pero creo también que teniendo a una actriz que encarne tan bien el papel, y los ojos de Chile entero bien abiertos frente a la pantalla, hay que olvidarse del cine picao a artista emocional y entregar un material despertador de mentalidades.
Filo, pero me hubiese encantado salir contenta de esa sala de cine, haber visto el pack completo, a la Violeta que canta, piensa, llora y muere, no solo a la que sufre.  No existió ningún enfoque historicista, menos un desarrollo del discurso de género que tímidamente se deja entre ver, pero si vamos a lo más simplista   ¿Dónde estaba la familia de Violeta, sus cinco grandes amores, sus momentos de triunfo y sus grandes himnos?, al parecer para encontrarlos, tendremos que seguir buscando biografías.

*Libro recomendado "Yo, Violeta" de Ximena Torres.  Vale 11 lucas más o menos.  (El la libreria "Que Leo" de providencia están los autores chilenos con 30% de descuento por septiembre).

Asiento numerado.


Me cuesta siempre ver que es lo que cambia, si cambia la gente o el estado de las cosas en el mundo, si lo normal es lo de antes o lo de ahora, más aun cuando no sé si los demás también lo ven diferente o si solo soy yo la que noté semejante transformación.  Me pasa con muchas cosas, pero una me llamó la atención de sobre manera.

Cuando tenía tres o cuatro años y mis padres organizaban peñas donde mi papá y tíos tocaban con su grupo “Los Ilamas” yo y mi prima (que tiene mi misma edad) nos mamábamos el humo de los pitos y cigarros sentadas en las mesas esperando que nuestros papis hippies terminaran de pasarlo bien, era genial recorrer todos esos lugares con ellos y tener desde pequeña un mundillo de instrumentos en tu casa, todo eso mientras  mi prima Alexandra aprendió desde aquella tierna edad, a tomarse los conchos de vino navegado que los chascones dejaban en las mesas.
Mientras crecía, el panorama era siempre el mismo, solo se distorsionaba un poco, mi familia ya no organizaba las peñas,  pero era normal frecuentar en grupo cuanto concierto folklórico, existiese, de pobla o de consagrados. Recuerdo que siempre íbamos a pata, nos quitaban los encendedores a la entrada y pasar una bebida o en el caso de los adultos, un copete era una odisea.  La entrada, incluso de los grupos más conocidos, nunca superaban las tres lucas, cuatro ya era caro, y no comprábamos la entrada (acompañada aquella acción negada por una chuchada y una crítica al “precio burgués” del evento), en fin, por 3500 te dabas un festín musical, 3, 4, 5 y hasta 6 bandas buenas te deleitaban durante horas, y hablo de músicos buenos, no de esos conciertos en los cuales meten 15 webones pencas y le ponen casi Woodstock al evento.
 Una vez dentro, era cosa de suerte si verías algo o no, pero eso no importaba, “íbamos a escuchar”.  40 minutos mínimo de atraso, pifias de todas partes, un tipo gritando en tu oreja a todo pulmón “que empiece la wea po!!” , aunque sabía que nadie lo escucharía desde la galucha al escenario, pero no importaba nada, lo que ahí se respiraba era euforia.  Cigarros, pitos y esos caballeros que entre medio de las papitas fritas y las bebidas que vendían escondían unas bolsitas negras con dorado que contenían el whisky más picante de tu vida, a luca.  Salía el primer grupo al escenario y las banderas del partido flameaban, comenzaba el festival del “pasarse a cancha”, a todos se les veía la raya del poto cuando lo intentaban, nada importaba.  Escuchabas mucho más la voz del publico que la de los cantantes y cuando hacían un amague de irse “no nos vamos ni cagando” se transformaba en canción nacional.
Terminó, ahora para la casa, caminar cuadas y cuadras, buscando la tan ansiada alameda, los micreros con las luces apagadas para no mamarse a la prole y el llegar a casa parecía siempre tan lejano y cansador. 
Comentábamos el concierto la semana entera, pensando en cuando sería el próximo.
De un momento a otro deje de ir, no se si fui yo o mi familia la que se puso fome, y cuando volví a ver a uno de esos mismos grupos que tanto me hacían transpirar, pensé que me encontraría con algo similar, pero mientras me ubicaban en mi asientito numerado intuí que las odiseas musicales habían terminado.